viernes, 12 de septiembre de 2014

Capitulo 69

Con la bebida en la mano, Gonzalo se
dirigió hacia Pedro cuando las
camareras desaparecieron.

—¿Y cómo están yendo las cosas con
Paula?

Pedro de repente se puso en alerta.
Ya había tenido un enfrentamiento
con el por ese asunto, y él no
quería que fuera un problema entre
ambos. Antes de que pudiera decir
nada, Gonzalo continuó.

—Sé que te la lié por el tema, y, sí,
probablemente sobreactué. Pero es
que me pilló con la guardia baja. No
me gustaba que Paula estuviera
trabajando en esa maldita confitería,
pero me figuré que solamente
necesitaba tiempo para averiguar qué
es lo que quería hacer en la vida.
Trabajó duro en la universidad.
Probablemente solo necesita un
descanso para aclarar sus ideas, y la
verdad es que no tengo ninguna prisa
en que lo haga. Me tiene a mí. Le
proporcionaré todo lo que necesite y
no quiero que se sienta presionada.

Una enorme oleada de culpa atravesó
a Pedro y se le instaló directamente
en las entrañas. Él había presionado a
Paula,  no cabía ninguna duda. Y
tampoco es que se arrepintiera, sería
un gran mentiroso si dijera lo
contrario. Pero aun así…

—Le está yendo genial —dijo
con un tono casual—. Es
inteligente y está motivada. Ya se ha
hecho con el trabajo. Trabaja hasta
hartarse y tiene la cabeza en su sitio.
Impresionó a los inversores en el
cóctel al que vino conmigo. Parece
que a todo el mundo en el trabajo le
gusta y han respondido bien a su
presencia. Estoy seguro de que
muchos se imaginarán que ha
conseguido el trabajo por ser quien
es, pero ella ya ha demostrado que se
merece estar ahí.

—Bueno, ¿y a quién no podría
gustarle? —intercedió Fabricio—. Es
dulce y amable. No hay ni un solo
hueso de maldad en el cuerpo de esa
muchacha.

—Si alguien dice algo de ella quiero
saberlo —soltó Gonzalo, mordaz.

Pedro levantó una mano.
—Lo tengo controlado. Y si lo
piensas, es muchísimo mejor que no
esté trabajando para ti. De esta
manera puede demostrar que se
merece el trabajo porque no está
trabajando para su hermano mayor.
No voy a ser duro con ella pero sí
que espero que haga su trabajo. Tú la
mimarías y la consentirías hasta más
no poder.

Fabricio se echó a reír.
—Ahí te ha cogido por los huevos,
tío. Pau podría haberse partido
una uña y ya la estarías enviando a
casa.

Gonza sonrió.
—De acuerdo, está bien, ambos
tenéis razón. —Entonces se puso más
serio—. Solo quiero lo mejor para
ella. Quiero que sea feliz, ella es todo
lo que tengo.

Tanto Pedro como Fabricio asintieron.
—Me ha quedado claro —dijo Pedro
—. Si yo estuviera en tu posición, me
sentiría igual. Pero anímate. Deja que
ella eche a volar un poquito. Creo
que te sorprendería saber lo mucho
que puede hacer sin que estés detrás
de ella.

Entonces, en un intento de desviar la
conversación a un tema diferente al
de Paula para no verse en una
posición tan incómoda, miró a los con una media sonrisa.

—¿Y no me vais a contar lo de la
morena, o qué?
Fabricio gimió y Gonzalo simplemente
pareció enfadarse.

Pedro alzó el entrecejo.
—¿Tan mal fue?

—Estaba loca —murmuró Fabricio—.
Quedarnos con ella durante unos días
no ha sido una de nuestras mejores
decisiones. Dios, hasta ella tendría
que haber sabido que era temporal.
Muy temporal.

Gonzalo se quedó en silencio con el
rostro serio.
—Digamos que no se lo tomó muy
bien y, claramente, no pilló el
mensaje. Nos acribilló a llamadas
durante varios días.

Pedro frunció el ceño.
—¿Le disteis vuestros números de
teléfono? ¿Estáis locos o qué?

—Joder, no —explotó Gonzalo hablando
por primera vez—. Llamaba a la
oficina. Repetidamente. La tuve que
amenazar con denunciarla por acoso
antes de que por fin nos dejara en
paz.

Pedro se rio.
—Vosotros dos sabéis elegirlas bien.

—Estaba loca —murmuró Fabricio de
nuevo—. No se lo pudimos haber
dejado más claro.

Pedro se encogió de hombros.
—Sed más perspicaces la próxima
vez.

Gonza resopló.
—A lo mejor deberíamos tener
contratos como tú. Solucionar todo
eso antes del sexo.

Tras una hora bebiendo, bromeando,
y de claras miraditas en busca de
mujeres por parte de Fabricio y Gonzalo,
Pedro le echó un ojo a su reloj y vio
que ya eran cerca de las once.

Mierda. Le había dicho a Paula
que no llegaría muy tarde, que lo
esperara. Y aquí estaba él hablando
de estupideces.

Les daría quince minutos más y luego
se inventaría alguna excusa.

Lo salvaron
cuando se quedaron embelesados con
una actuación privada. Pedro no tenía
ningún interés. No cuando tenía a
una persona tan dulce y preciosa
como Paula esperándolo en casa.

Y joder, cómo lo llenaba eso de
satisfacción.
Ella estaba en casa, en su cama. Y lo
estaba esperando a él.
Esa era toda la motivación que
necesitaba para levantarse,
despedirse de los dos citándolos
temprano para la mañana siguiente, y
dirigirse hacia la salida. Gonzalo y Fabricio
estaban distraídos, pero murmuraron
un «hasta luego» y luego volvieron a
centrarse en las bailarinas.

El camino fue corto hasta el edificio
de apartamentos donde vivía, y
se encontró dirigiéndose hacia el
ascensor con una inquietud que no
podía paliar.

Entró en el apartamento y se
encontró que Paula había dejado
la luz del pasillo encendida para
cuando llegara. Pedro sonrió ante su
consideración y el pecho se le
encogió al pensar que en realidad no
necesitaba ninguna luz física. Ella ya
era su luz. Un rayo de sol en un día
frío.

Ya se estaba quitando la ropa cuando
entró en el dormitorio, y entonces se
detuvo, ampliándosele la sonrisa
cuando la vio acurrucada en medio
de la cama, con las sábanas hasta la
barbilla y la cabeza descansando
sobre su almohada.

Profundamente dormida.

Su miembro estaba ya erecto y
rígido, intentando liberarse de los
pantalones.
—Abajo, amiguito —murmuró—. Esta
noche no.

Pero no le hizo caso. Su miembro
veía lo que quería y pedía ser
aliviado.

Ignorando la urgencia de despertarla
y hundirse bien adentro de su
cuerpo, se desvistió en silencio y, con
cuidado de no despertarla, levantó
las sábanas.

Se deslizó a su lado y volvió a subir
las sábanas para taparlos a ambos.
Ella no se despertó, pero, tal y como
si presintiera su presencia,
inmediatamente se pegó a su cuerpo
y le pasó un brazo por encima del
cuerpo de forma posesiva.
Él sonrió otra vez al tiempo que se
colocaba con mayor firmeza junto a
ella y la estrechaba entre sus brazos.

Sí, Pedro la deseaba, pero esa
situación era… perfecta.

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Hooolaaaaa
Maraton para compensar lo que no subi estos dias!

Comenten mucho porfaas!
Besos y gracias x leeer!
Soy @letipauliter

9 comentarios:

  1. Q mal me cae la ex mujer!! No quiero pensar lo que va a pasar cuando el hermano se entere...mimiroxb

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  2. Acá hay amor ooo acá hay amor óo acá ha amor amor amor

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  3. Me encanta!!! Hermosa nove!! @GraciasxTodoPYP

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  4. Me encantooooo quiero mas capitulos jaja

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  5. Buenísima la maratón!!!!!!!!!! Quiero maratón todos los días please!!!!!!!!!!!

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  6. Buenísimo los capítulos!! Me encanta que cada vez va aumentando mas la ternura entre los dos!! me cae mal la ex, que ni aparezca mas jajaja.
    @pepepauoli

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  7. Que maratón por dios ! Mw encanta la novela y me encanta q vallan apareciendo los sentimientos en Pedro, la va a Amar con locura.. el tema es cuando se entere Gon y creo q na ex lo va a descubrir y ventilar. A gracias por nos cap

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  8. Ay buenisimos todos los caps. Venia re atrazadas y bueno nada. El último cap sin dudas el mejor. (:

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  9. Me encantaron los capsss!!! Genial la maraton!! Me gusta cuando es todo tienito cn ella! Ya quiero saber como sigue :)
    @nadiaa2012

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